Fátima y Sus Misterios

Es uno de los símbolos católicos más estimados y respetados en todo el mundo. Todos los años recibe a cerca de seis millones de personas, entre peregrinos, turistas y curiosos. Fátima se encuentra a poco más de 100 kilómetros de Lisboa, en la región centro de Portugal. Es verdad que muchos la eligen como destino preferente, en busca de consuelo y esperanza, pero no es menos cierto que, además de los misterios de la fe, Fátima y los lugares que la rodean guardan otros secretos igualmente hermosos.

Fátima, el altar del mundo

 Adquirió el estatuto de villa en 1977 y el de ciudad en 1997. Teniendo en cuenta la historia y los acontecimientos de que fue testigo, a principios del siglo XX, muchos la describen como la tierra de los milagros o la ciudad de la paz. 1917 fue el año que marcó (y para siempre) este rincón portugués, entonces recatado y bucólico, donde poco o nada pasaba, a no ser la vida sencilla y rural de sus habitantes. En ese año, tres niños vivieron una experiencia sobrenatural y que pasaría a ser conocida como «el milagro de Fátima».

Se cuenta que, el 13 de mayo, una señora envuelta en una aura de luz y descrita como más brillante que el sol se apareció a los pastores Lúcia, Jacinta y Francisco, en la localidad de Cova da Iria, ahora uno de los destinos más importantes de la fe cristiana. Desde entonces, Fátima se convirtió en un altar para el mundo: lugar de peregrinación, espiritualidad y punto de encuentro para creyentes.

Los lugares de la fe

 Las historias que se cuentan sobre las apariciones y los tres pequeños pastores están presentes en varios lugares. El Santuario de Fátima, donde llegan miles de peregrinos todos los años, es uno de los santuarios marianos más importantes del mundo y, a lo largo del tiempo, ha sido ampliado para responder a las necesidades de quienes lo visitan. Durante su visita se encontrará con monumentos, lugares de oración y referencias simbólicas.

Empecemos por la Capilla de las Apariciones — construida en el punto exacto donde los tres niños aseguran haber visto la imagen de la Virgen María. Fue construida con sencillez y, en realidad, es una réplica de la capilla original levantada en 1919, justo después de las apariciones.

En 1928 se empezó a construir la más opulenta Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, inspirada en la arquitectura neobarroca y erigida con piedra de la región. Proyectada por el arquitecto holandés Gerard Van Kriechen y continuada por el portugués João Antunes, está formada por una torre central (adornada con una corona de bronce) y por columnatas decoradas con paneles de cerámica con representaciones de la Vía Sacra. También se encuentran allí los sepulcros de los tres niños que aseguran haber visto a Nuestra Señora.

En 2007, y para poder acoger cada vez a más fieles, fue inaugurada la Basílica de la Santísima Trinidad. Es un proyecto con una línea bastante más moderna, firmado por el arquitecto griego Alexandros Tombazis, y es el cuarto mayor templo católico del mundo, con capacidad para más de 8000 personas.


Aljustrel, el pueblo de los tres pastores

No muy lejos del santuario (a unos 3 km) está Aljustrel, el pueblo tranquilo donde Lúcia, Francisco y Jacinta nacieron. La Casa de los pastorcillos, donde vivieron Jacinta y Francisco, está muy bien preservada y, gracias a los objetos personales y muebles que aún guarda, durante la visita podemos saber más sobre la infancia de los dos niños y sobre el modo de vida rural de aquella época en Portugal. Muy cerca de allí, en Valinhos, está la casa donde la tercera niña, Lúcia, vivió hasta los 14 años. Todavía en Aljustrel, le sugerimos que haga una visita a la Casa Museo de la villa donde, por medio de una exposición etnográfica, se describen las costumbres y la vida de los habitantes de la región a lo largo del tiempo.

 

Fátima cerca, como mucho por descubrir con la naturaleza

Pero hay más para aprender cuando en Fátima. Muy cerca, a unos 10 km, se encuentra el Parque Natural de las Sierras de Aire y Candeeiros. Es una zona protegida y muy conocida por sus grutas naturales que, debido a la acción del agua y del tiempo, presentan formaciones sorprendentes y dignas de una visita. Conocer, por ejemplo, las grutas de Mira de Aire (una de las Maravillas Naturales de Portugal) es viajar por las entrañas de la sierra y descubrir una belleza subterránea única.

El parque también esconde tesoros arqueológicos, como huellas de dinosaurios, y alberga una gran diversidad de flora y fauna, entre la que destacan cerca de 18 especies de murciélagos, animal elegido como símbolo de este rincón natural.

La ruta de los castillos misteriosos 

Aún en las afueras de Fátima, le sugerimos un viaje atrás en el tiempo, la ruta de los castillos, un circuito de historia, misterios, leyendas y tradiciones. A tan solo 12 kilómetros se encuentra el Castillo de Ourém, considerado uno de los castillos portugueses más carismáticos. Al estar emplazado en un punto alto, en la cima de una colina, tiene una vista privilegiada sobre la villa medieval de Ourém me incluso de Fátima. 

Un poco más lejos, aunque no mucho (a unos 20 kilómetros), está el Castillo de Leiria, uno de los grandes tesoros medievales de la ciudad del río Lis y que, además de unas vistas encantadoras, guarda auténticos tesoros históricos, como la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña, los antiguos Pazos Reales y la Torre del Homenaje.

En esta ruta le sugerimos también una visita al simbólico Castillo de Porto-de-Mós, situado en la Villa de Porto de Mós (también en Leiria) y muy vinculado a la literatura portuguesa, ya que fue inmortalizado por el poeta Luís de Camões en su obra épica, Os Lusíadas.

Por todo esto, y mucho más, Fátima es un destino a considerar. Para muchos, un lugar tranquilo de fe y oración. Para otros, un refugio con encantos naturales y de gran riqueza histórica.

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